Ruego usted sepa comprender.
Esta atrocidad no es propia de mí.
Usted sabe bien que nunca me rendí.
Pero la situación y mi corazón apremian
Seguro en unos años nos volvemos a encontrar
y podremos sonreir sinceros,
sin cicatrices y, seguro, sin remordimientos.
Pero hasta entonces me retiro;
con una honesta reverencia que le hace merecido honor
y una mueca que recuerda a una sonrisa.
Quizás entonces ya sea poeta
y usted tenga ese añorado carruaje.
Ambos llevaremos pieles de experiencia,
la piel (al fin) bien puesta.
Hasta entonces, querida, en recuerdos y sonrisas
de años por venir,
en salidas y errores a compartir.
Hasta entonces.
::
esa noche estabas conmigo (img)
No hay comentarios:
Publicar un comentario